Como muchos otros fabricantes europeos con visión de futuro, Daimler Automobile Manufacturing de Alemania se centró en el concepto de "coche del pueblo" o "Volkswagen" durante los años posteriores a la Primera Guerra Mundial. Después de la fusión Daimler-Benz de 1926, estas ideas, influenciadas por Ferdinand Porsche y otros, fueron formalizados. El 130H del diseñador Hans Nibel se presentó en el Salón del Automóvil de Berlín en 1934 con un motor de 1,3 litros montado en la parte trasera y refrigerado por agua.
El 130H fue un diseño pionero destinado a proporcionar un vehículo asequible y práctico para las masas. La disposición del motor trasero estaba destinada a maximizar el espacio interior y mejorar la aerodinámica. Sin embargo, el pequeño motor creó una condición de "sobreviraje", que afectó el manejo y la estabilidad del automóvil. A pesar de su enfoque innovador, el 130H no fue un éxito comercial, con sólo 4.298 unidades producidas entre 1934 y 1936.
Aunque no logró ventas significativas, los conceptos e ideas explorados en el 130H fueron cruciales en la evolución del diseño automotriz. Estas ideas evolucionaron en otros automóviles, sobre todo el Volkswagen Beetle, del cual se construyeron treinta prototipos en 1937. La configuración del motor trasero y el diseño compacto del 130H fueron elementos fundamentales que se refinaron y popularizaron aún más en el Beetle.
El Mercedes-Benz 130H de 1936 representa un paso importante en el desarrollo de automóviles compactos con motor trasero y contribuye al movimiento más amplio hacia un transporte asequible y práctico. Sus principios de diseño e ingeniería jugaron un papel crucial en la configuración del futuro del desarrollo automotriz, influyendo en los vehículos icónicos que siguieron.
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